CULTURA

¿Cómo es el agua que tomamos los salteños?

Mientras desde la empresa distribuidora aseguran que el agua potable de Salta es de buena calidad, especialistas advierten sobre la necesidad de prevenir potenciales riesgos.

¿Cómo es el agua que tomamos los salteños?

Incolora, inolora e insípida, el agua de la definición del manual escolar rara veces coincide con la que sale de la canilla y cada día más personas eligen dedicar buena parte de sus ingresos en pagar agua envasada, servicios de potabilización o comprar filtros que en algunos casos cuestan varios miles de pesos.

¿Pero qué tiene de malo el agua? Según los responsables de su distribución y comercialización, el agua corriente de Salta es de muy buena calidad y se puede consumir sin problema, aunque el sabor tenga resabios de cloro y la turbiedad -como en muchos sectores de la ciudad y el área metropolitana- despierte las más profundas desconfianzas.

Los sistemas de potabilización admitidos por los organismos internacionales y contemplados por la legislación nacional permiten concentraciones de cloro bastante más altas a las empleadas para el agua de red -el máximo es de 5 miligramos por litro y en Salta se emplean entre 0,9 y 1,2 mg/l- y de esta manera se garantiza la desinfección ante potenciales riesgos bacterianos, asegura Ana Cardozo, ingeniera química a cargo del control de calidad en Aguas del Norte. El resto de las amenazas para la salud, los contaminantes inorgánicos, químicos y físicos, son los menos urgentes, pero ocupan las nuevas investigaciones de biólogos, bioquímicos y especialistas del Laboratorio de Estudios Ambientales de Inenco, Conicet y la UNSa, dedicados desde hace un tiempo a la elaboración de un plan de control preventivo del agua. Se trata de un sistema de evaluación de riesgo microbiológico, que ya se aplica en países como Brasil y Colombia.

 

Según explica Soledad Rodríguez, doctora en Ciencias Biológicas y becaria de Conicet, se trata de una nueva herramienta que permitirá prever potenciales contaminaciones, a la inversa de los controles, que miden estas variables cuando ya están diseminadas en la red.

Mientras tanto, lo que dicen los análisis de laboratorio que elabora de forma periódica Aguas del Norte –a partir de casi 1000 muestras mensuales de toda la provincia- indica que las aguas no están mal, pero su calidad no es pareja en todas partes y en algunas regiones ni siquiera es factible su extracción y distribución.

El desarrollo de mayores y mejores redes de acceso es parte del plan de obras que se está comenzando a implementar y que invertirá 350 millones de pesos en Los Blancos, Dragones, La Unión y Rivadavia Banda Sur, en sistemas de captación de fuentes, conducción, tratamiento y disposición de aguas cloacales. Además, el pasado 7 de junio se firmó el acta de inicio de obras para el nuevo acueducto que abastecerá a la zona norte y este, desde el Dique Campo Alegre, con una planta potabilizadora en La Caldera, abastecimiento con nuevas redes a Vaqueros y la instalación de una cisterna en el cerro 20 de Febrero para llevar agua a la zona este de la ciudad.

Según el ingeniero José Bonifacio, gerente de Operaciones de Aguas del Norte, el 96% de la población de Salta tiene acceso a la red de agua potable y el 4% restante está cubierta por asistencia técnica de diferentes programas, como el Atlas, que abastece a comunidades originarias y criollas de todo el territorio.

Sin embargo, como advierte la ingeniera química Dolores Gutiérrez Cacciabue, uno de los desafíos para sostener la calidad del servicio será la planificación de las redes ante el crecimiento de las ciudades en sectores donde no hay abastecimiento de agua potable. "La calidad del agua en general está bien pero cuando la población crece más rápido que las inversiones y la población además se instala en lugares en donde no debería, vienen los problemas".

Respecto a este punto, Bonifacio apunta que buena parte de los problemas de la calidad tiene que ver también con la vejez de las redes en funcionamiento y con la vulnerabilidad de un sistema frágil en infraestructura y abastecimiento. "Estamos en un proceso de cambio de las redes. Son instalaciones que ya cumplieron su ciclo, que tienen hasta 70 años", explica y agrega que otro aspecto del servicio tiene que ver con que la provisión se obtiene principalmente de recursos hídricos de superficie, como ríos y embalses, y la que se extrae de los más de 400 pozos que hay en toda la provincia.

"Los ríos de Salta son de montaña, de gran caudal. Toda la lluvia se concentra en dos o tres meses y el resto del año casi no llueve. A veces los ríos se llevan los acueductos, las napas de los pozos bajan. Es un sistema vulnerable porque nunca se sabe cuándo se va a romper o cuál va a ser el caudal", agrega.

LOS NÚMEROS DEL AGUA

En los nueve distritos en los que se divide la provincia, se abastecen 92 localidades con un total de 290 mil usuarios, la mitad de los cuales están en Salta capital.

El promedio de una factura de agua en Salta es de $250, mientras que en países como Brasil ese valor es de unos u$s300.

El dinero que se recauda por facturación cubre apenas el 60% de los gastos de la captación, potabilización y distribución del servicio. El resto está subsidiado por la provincia.

Algunas de las redes de distribución del microcentro salteño tienen una antigüedad de 70 años y están casi obsoletas.

El consumo promedio por persona y por día es de 600 litros en Salta, un volumen altísimo si se tiene en cuenta que en Buenos Aires es de unos 250 litros y en países como Alemania se logró reducir a 130. Sin embargo, gran parte de ese volumen corresponde a pérdidas por filtraciones de las redes.

Para mantener la salubridad del agua que se consume en casa, los especialistas recomiendan mantener en buen estado de limpieza los tanques de almacenamiento y vaciarlos y limpiarlos cada seis meses.

LA GACETA