POLICIALES

La Justicia ordenó desalojar la ruta con el protocolo antipiquete

El plazo para que los bagayeros levanten los piquetes vence al mediodía.

Una larga fila de vehículos de todo tipo no pudo salir de la ciudad de Orán ni atravesarla por los piquetes de los bagayeros en la ruta nacional 50. J
Una larga fila de vehículos de todo tipo no pudo salir de la ciudad de Orán ni atravesarla por los piquetes de los bagayeros en la ruta nacional 50. J

Cuando la convulsionada Orán no salía aún del asombro por la férrea resistencia de unos 3.000 bagayeros, se conoció al mediodía de ayer que el Gobierno nacional, tras una resolución de la Justicia Federal, puso en vigencia el protocolo antipiquete.

Es decir, se emplazó a los protestantes por el término de 24 horas, plazo que vence al mediodía de hoy, para que liberen las rutas y caminos del departamento Orán que estén cortando. La medida, emitida desde el Juzgado Federal a cargo de Gustado Montoya, fue la bisagra de una jornada signada por la paciencia de propios y extraños.

No hubo respuesta de los bagayeros. Ya pasada la tarde, Gendarmería convocó oficialmente a su fuerza de choque, mientras que en la ruta 50 las familias de los manifestantes trabajadores informales se preparaban para lo peor. Muchos políticos en las radios locales intentaban nadar en aguas que durante décadas olvidaron, y sus palabras solo produjeron rechazo entre los bagayeros y sus familias.

La solidaridad o simpatía de los oranenses con esta gente tiene mucho que ver con el estrato social. A pesar de que allí todos se conocen y se respetan, el ascenso de estos seudocomerciantes se tornó imperdonable para algunos sectores.

El conflicto ya traspuso las fronteras interprovinciales y también internacionales. Los comerciantes bolivianos son una parte importante en esta protesta, sustentada en la inequidad, falta de políticas propias y pobreza estructural.

En la espera

Hoy quizás prime el diálogo, pero se avizora un fuerte encontronazo entre miles de familias afectadas y una actividad que se pretende erradicar sin ningún sustento para los despojados.

Durante todo el viernes la ruta permaneció cortada y liberada según el antojo de los protestantes.

Aun así, 5.000 familias están aferradas a un trabajo informal que hoy por hoy mueve todos los números de la caja chica del departamento.

"El protocolo antipiquete no es una solución, ni siquiera una propuesta", dijeron algunos bagayeros que deslizaron que por esa única fuente laboral "no vamos a renunciar de la manera que muchos imaginan, ya que con esta actividad logramos salir de la miseria e incluso nos permitió la dignidad que ningún otro trabajo nos dio en décadas".

La suerte de estas familias está echada, sobre la ruta 50.

El Tribuno